La importancia de la rítmica – parte II.

Metodología Dalcroze.

 

Todos  los ejercicios del método de rítmica tienen por objetivo reforzar la facultad de concentrarse, de habituar el cuerpo a obedecer las ordenes superiores, a crear numerosas habilidades motoras y reflejos nuevos que ayuden a obtener con el mínimo esfuerzo el máximo efecto, a tranquilizar, reforzar la voluntad y a insinuar el orden y la claridad en el organismo.

La finalidad directa y práctica de la rítmica fue expresada por su creador Emile Jaques-Dalcroze con estos tres conceptos:

  • Desarrollar y perfeccionar el sistema nervioso y el aparato muscular de tal manera que se pueda crear una mentalidad rítmica, gracias a la colaboración íntima del cuerpo y del espíritu bajo al influencia constante de la música.
  • Establecer relaciones armoniosas entre los movimientos corporales, dinámicamente matizados y las composiciones y descomposiciones diversas del «tiempo» para crear el sentido rítmico-musical. Es decir despertar los instintos motores que dan  conciencia de la noción de orden y de equilibrio.
  • Poner en relación los dinamismos corporales matizados en el tiempo con las dimensiones y resistencias del «espacio» para crear el sentido del ritmo músico-plástico. Aumentando el desarrollo de las facultades imaginativas, por el hecho del libre intercambio y de unión íntima, entre el pensamiento y el movimiento corporal.

Los procedimientos que usamos en la metodología Dalcroze están basados en la interrelación de los distintos factores: el tiempo, el espacio, la energía y el movimiento.  Y es en base a estos parámetros sobre los que la Rítmica desarrolla una serie de ejercicios básicos basados en la reacción, repetición e improvisación

  1. Reacción– Estos ejercicios incitan o inhiben la acción, lo que nos permite desarrollar la atención y concentración así como la adaptabilidad al cambio, favoreciendo la armonización de movimientos. Desarrollar la reacción nos posibilita pasar de un movimiento a otro con fluidez así como economizar la energía y la fuerza evitando automatismos innecesarios
  2. Repetición– Este tipo de ejercicios favorece la adquisición de un leguaje musical y corporal, a través de imágenes motrices, es decir nos ayuda a memorizar sensaciones a través de crear automatismos útiles.
  3. Improvisación– Estos ejercicios ayudan a desarrollar la creatividad y la imaginación, se trata de ejercitar la integración de nuevos lenguajes espontáneos que nos posibilitan la expresión más autentica y libre explorando así un aspecto más emocional e individual dentro de la expresión. Por otro lado los ejercicios de improvisación ponen en marcha los mecanismos de previsión y decisión, lo cual ayuda a las personas en su seguridad personal y de decisión, trabajando transversalmente la autoestima adecuada.

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