La improvisación musical es un proceso continuo de manifestación vital en tanto que alternativa a la existencia de cada día donde los hábitos, la programación y la respuesta pactada con la sociedad son lo habitual.


La improvisación aboca a la libertad expresiva, olvidando incluso la identidad personal, potenciando la espontaneidad imprescindible para el curso de la terapia, siga ésta el modelo que siga.

 En la improvisación musical se manifiestan las acciones humanas con el objetivo, tan genuino del “ser”, de intercomunicar con el terapeuta, y viceversa.

Esa comunicación se formaliza a través de los elementos musicales; da igual la valoración musical por si misma, lo que importa es la calidad del intercambio, la música sólo es el medio y eso confiere pureza y generosidad a la transacción.
Pacientes y terapeutas persiguen la construcción de “sentido musical”, y tras ese objetivo la sesión se va insuflando de valores terapéuticos poco o nada verbalizados. El terapeuta usa de la música para conducir su labor clínica: la improvisación como una experiencia terapéutica primaria.

Éste es el principio de trabajo de algunos modelos de musicoterapia que se dan actualmente, cada uno con sus particularidades: la “Musicoterapia Creativa” (modelo Nordoff-Robbins)la “Terapia de libre improvisación” (modelo Alvin), la “Musicoterpia analítica” (modelo Priestley), “Terapia de improvisación experimental” (modelo Riordon-Bruscia), y la mezcla de modelos que muchos profesionales están ejerciendo con éxito.

Para ello es fundamental que el musicoterapeuta esté dotado de habilidades para improvisar músicaclínicamente efectiva. Tiene que ser capaz de componer sobre la marcha, de dar sentido a la propuesta musical del paciente-s creando acompañamientos rítmico-armónicos que estilicen, asimismo tiene que tener una gran capacidad de provocación y de reacción en el medio musical y así invitar al paciente-s al juego.

Por supuesto, tras el registro de las sesiones vendrá la reflexión, el análisis, la evaluación del proceso de la terapia por parte del musicoterapeuta o musicoterapeutas (según en qué modelo son dos profesionales los que intervienen), y ello determinará la línea de trabajo más conveniente.

Pero en lo que al uso de la música se refiere fundamentalmente se trabaja con el piano, de las percusiones y de la voz, aunque hay quien usa la guitarra…

De cualquier forma, el profesional tiene que conocer bien las competencias específicas de la improvisación para uso clínico y eso requiere entrega y preparación.

Como dice K.E.Bruscia“si la terapia consiste en encontrar mejores alternativas que los clientes no son capaces de descubrir por ellos mismos, entonces parece más que evidente que los terapeutas tienen que ser expertos en buscar alternativas personales tanto para ellos como para sus clientes. Enseñar a los terapeutas a improvisar, por lo tanto, es enseñarles cómo encontrar modos alternativos de estar en el mundo; y enseñar a los terapeutas cómo improvisar con otros es enseñarles cómo explorar y vivir alternativas de otros. La improvisación es la esencia real de la terapia”

(cita del prólogo La Improvisación. Métodos y técnicas para clínicos, educadores y estudiantes de musicoterapia de TONY WIGRAM, Vitoria 2005, ediciones Agruparte, col. Musicarteyproceso.)

Escrito por Isabel Muniente

Quieres iniciarte en la musicoterapia

Nuestro Ebook de iniciación a la musicoterapia te ayuda a ordenar conceptos.

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies
error: Content is protected !!