Tras la pólemica de quitar el bachillerato artístico de nuestra educación, está creciendo enormemente el número de alumnos inscritos en el bachillerato científico, técnico y en menor medida el social. Hecho que sería una alegría para nosotros si no fuera porque es a costa de degradar y dejar de lado el arte, base fundamental de cualquier sociedad pacífica y libre. La musicoterapia es una de esas profesiones que demuestra que la ciencia y el arte pueden convivir en paz y se necesitan el uno al otro.