Muchos alumnos de masters en musicoterapia a distancia llegan a comprar mis cursos de musicoterapia práctica en Barcelona, con la finalidad de aprender, exponerse e investigar posibles casos prácticos, ya que se dan cuenta de que les falta desenvoltura y entrenamiento para enfrentarse a un grupo determinado de usuarios.
«Toman consciencia que es de vital importancia saber enfrentarse a diversos tipos de grupos, personas y ámbitos de trabajo».
La práctica favorece la adquisición de las habilidades propias que tanto un musicoterapeuta titulado, como estudiantes de musicoterapia, necesitan adquirir, para enfrentarse con éxito, no sólo a un grupo de usuarios, sino que también en muchos casos a sus propios compañeros de trabajo o jefes, para poder expresar y comunicar que un musicoterapeuta tiene funciones dentro de un equipo interdisciplinario, que van mucho más allá que hacer cantar, bailar, entretener o divertir.
La teoría es indiscutible, como también la lectura y estudio amplio de la bibliografía existente en español e inglés sobre musicoterapia, y que otros profesionales musicoterapeuta nos ofrecen.
Como es el caso del reconocido musicoterapeuta argentino, Gabriel F. Federico.
«Musicoterapeuta con amplia aportación y experiencia al ámbito de la musicoterapia prenatal.»
No obstante la realidad a la que se enfrenta el musicoterapeuta cuando va a sus sesiones, no sólo tienen que ver con su desempeño profesional, sino también con otros factores que también influyen y son importantes tener en cuenta para la calidad del trabajo.
Algunos de esos factores son:
*Conocer el espacio de trabajo.
*Contar con una buena dotación de instrumentos musicales y saber ejecutarlos.
*Tener buena relación con el equipo interdisciplinario.
*Contar con un buen equipo de música.
*Saber interactuar a nivel de grupo y asistir también a las demandas individuales de cada persona.(es recomendable trabajar con un co-terapeuta o ayudante).
*Saber dinamizar un grupo de niños, adultos, ancianos y tener en cuenta que en muchas ocasiones trabajamos con patologías o enfermedades severas.
*Tener herramientas musicales, juegos, dinámicas en su haber para poder introducirlas o modificarlas según haga falta.
*Manejarse bien con la improvisación para poder ser flexible y adaptarse a los cambios.
*Saber claramente que objetivos desea alcanzar en cada caso y utilizar las herramientas de planificación que existen para tal fin.
*No tener miedo, ni vergüenza a cantar, bailar y moverse con libertad.
Todos estos puntos y muchos más, forman parte del proceso individual de aprendizaje de cada persona dedicada a la ayuda mediante el uso de la música.
Estos son algunos de los elementos que ahora mismo se me ocurren y que puedo citar con gran conocimiento de causa, ya que por mi mera experiencia y contacto con mis alumnos, día a día lo vivimos y comentamos una y otra vez…
A lo cual añado: Es hermoso ver y experimentar como la música fluye libre, natural y única, trabajando con cada persona y grupo, y eso es arte, técnica y entrenamiento.
En los cursos de introducción a la musicoterapia práctica, ofrecemos un espacio de experimentación y exploración de todas las potencialidades del alumno para que encuentre en sí mismo, y con nuestro acompañamiento, las herramientas propias e innatas, necesarias para desenvolverse cuando tenga que estar frente a su grupo de trabajo, mostrarse musicalmente y trabajar para extraer el ser musical de quien o quienes tiene en frente.
Si estás interesado en la musicoterapia ya sea como profesión o como herramienta de autoconocimiento y crecimiento tanto personal como profesional, te invitamos a leer más sobre esta profesión en nuestra revista online especializada en musicoterapia.
Un abrazo musical y hasta la próxima.
Cecilia Barrios