La Música hay que comprenderla, sentirla y vivirla

“La música nos atrae porque todo nuestro ser es música, nuestra mente y nuestro cuerpo, la naturaleza en la que vivimos...” (Hazrat Inayat Khan) Como elemento vivo, la música es una unidad, es decir implica movimiento (físico), sentimiento (psique), idea (intelectualidad) y espiritualidad (creatividad, inspiración y la activación de las facultades potenciales). La música  es un elemento esencial, porque trabaja con arquetipos del ser humano, independientemente de su edad, de su cultura, de la época, del milenio en el que vive o del continente. Porque toca el inconsciente colectivo del hombre y lo hace consciente a través de su vivencia compartida.  La música es la disciplina que estudia la organización e interacción entre los distintos sonidos, y sus aspectos básicos, ritmo, melodía y armonía tienen una estrecha correspondencia con las dimensiones física, emocional, mental y espiritual del ser. La música en su dimensión más sociológica recoge el desarrollo histórico de la sociedad humana. La música posee la funcionalidad de  transmitir valores y  formas de expresar arquetipicas y características de un pueblo, de reforzar  y dar conformidad a la estabilidad  de la cultura. Según Dalcroze “la música está compuesta de sonoridad y de movimiento, el sonido es una forma en movimiento. El espíritu y los sentimientos son movimientos del alma, la movilidad del pensamiento. El ritmo es la base de todas las manifestaciones vitales, El ritmo es al mismo tiempo, el orden, la medida en el movimiento y la manera personal de ejecutar ese movimiento. El estudio del ritmo debe llevar a que nos conduzcamos de una manera individual en todas las manifestaciones de la vida. El poder de la música, en particular el ritmo musical, favorece a la armonización de los movimientos físicos del ser, su capacidad de adaptación y de resistencia al  mundo que le rodea y su equilibrio interior. Los objetivos principales a la hora de elegir la música adecuada para trabajar han de ser principalmente estimular la percepción a través de la experiencia vivencial, desarrollando la escucha y aportando recursos que mejoren la comunicación, la música ha de estimular la adquisición de habilidades motrices así como facilitar la adaptación corporal al ritmo musical  lo cual nos posibilitara la organización y orden de nuestras acciones y expresiones.
Se trata de que la música genere un estimulo entusiasta de curiosidad, confianza y alegría en el proceso de aprendizaje y de vivencia de la música posibilitando la expresión individual y grupal.
Conclusiones El ser humano es un ser social que para su existencia necesita la comunicación y ésta se da a través de la expresión. El hombre se expresa desde que nace y esta expresión es, por definición, corporal. El cuerpo la hace posible y el movimiento le da el significado, la intencionalidad. Esta expresión ayuda al hombre a conocerse y a conocer a los demás.  La expresión se presenta como una vía de desarrollo en todas las dimensiones: íntimas y esenciales, haciendo al sujeto un ser apto para recibir y asumir, externas, dirigidas hacia fuera, haciéndolo capaz de transmitir y proyectarse El arte del movimiento es el medio mejor y más sencillo de alentar el cultivo de la afición y el buen gusto artístico. El movimiento aparece como un lenguaje de acción en el que las diferentes intenciones y esfuerzos corporales y mentales del ser humano se disponen en un orden coherente. El arte del movimiento está contenido en todos los aspectos de nuestra conducta diaria, el movimiento es la esencia de la vida  el impulso vital de relación y comunicación, toda forma de expresión utiliza el movimiento como vehículo, por todo ello vemos cuán importante es entender esta expresión externa de la energía vital interior del ser humano y aplicarla de manera pedagógica o terapéutica para atender a las necesidades  de desequilibrio y desorden de nuestra sociedad actual.  

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