En sesiones con un niño con características de autismo, ¿cómo distinguir “la genuina musicalidad”, de lo que podrían ser “estereotipias”?
Considero que la estereotipia tanto motora como verbal es un tipo de descarga de autorregulación. Por lo tanto no voy “¡a por ellas!” sino que voy con ellas…siempre intento incorporarlas en una danza, una canción, una improvisación…y allí se produce la “magia” (otra mala palabra) de la interacción. Los niños o las niñas me miran, a veces dejan su estereotipia o a veces entienden mi mensaje no verbal y continúan con ello pero de otra forma, en la que entra en juego un proceso creativo.
No sé si existe la “genuina musicalidad”; muchas veces me encuentro con niños que pueden tocar de oído desde muy pequeños, con gran destreza rítmica en un teclado, en un xilofón…en una melódica o similares, pero cuando tienen que “aprender a tocar ese instrumento” aparecen como torpes en su motricidad fina.
¿Qué posibilidades brinda la música en la comunicación no verbal?
Pienso que la música “per se” no es la que brinda posibilidades para la comunicación no verbal. Para muchos niños y niñas con autismo la música suele ser un cd colocado en el coche de sus papás cuando van de viaje. Y, esa forma de utilizar la música, es una forma más de estereotipia, una especie de chupete electrónico sonoro, y bien sabemos que si se termina tal o cual canción el niño puede entrar en crisis.
Si hablamos de comunicación a través de la música es porque estamos haciendo música con él o ella. Todos los niños (según mi vasta experiencia) tienen algún grado de musicalidad simplemente porque son cachorros humanos.
Será nuestra tarea encontrar cómo ir ayudándol@s a desarrollar este potencial, no para que terminen siendo músicos de orquesta sino para que en la interacción aprendan a esperar al otro, escuchar al otro, respetar al otro, intercambiar estados emocionales, descubrir y explorar el mundo que los rodea motivados por experiencias novedosas y divertidas que se crean en la interacción.
Si nos ceñimos a lo puramente no verbal, hay situaciones en la que la música, al ejecutarla entre dos (improvisación libre) surge sin necesidad de mirarse, sin necesidad de consignas verbales complejas o simples, la música tiene sus propias reglas no verbales y por ello es necesario que los y las musicoterapeutas seamos músicos (no instrumentistas que hacemos shows musicales, sino músicos con musicalidad espontánea) para poder transformar en musical cada movimiento, sonido o silencio del niñ@.
¿Cuál es el efecto de la música en los neurotransmisores en una persona con autismo?
El efecto es el mismo que para cualquier ser humano, por lo menos en lo estudiado hasta ahora desde la Neurociencia. En un texto que escribí hace un tiempo para el dictado de un curso, me interrogaba acerca de ¿si existe relación entre la recepción de la música y el cerebro?, concluyendo que:
“Ritmo musical y el cerebro inferior, son los ritmos binarios vitales, que tienen su origen en la respiración y latido cardíaco; éstos serán la base rítmica del desarrollo humano. Será la música que utilice predominantemente tambores de diferentes materiales y tamaños, es decir la creada por culturas aún de carácter “primitivo”, con poca influencia occidental o de fusión de ritmos étnicos y urbanos, también se considera, desde algunas teorías filosófico-musicales que es expresión de la conexión con la tierra. La influencia del ritmo en los estados de trance es el principio “sanador” utilizado por muchas culturas.
Además, el ritmo favorece la ruta de la dopamina.
La música posee un tempo, es decir una velocidad en su movimiento, una velocidad subjetiva y objetiva en su pulso, o sea en su ritmo básico.
Naturalmente y de forma inconsciente nuestro sistema vegetativo responde a los ritmos que nos llegan, ya sea por vía auditiva o por vía táctil. Este conocimiento empírico fue utilizado de forma milenaria por el ser humano, desde los comienzos de su vida tribal y, en los rituales de sanación, era el principio básico al que recurría el médico – brujo o hechicero. Aún en las “tribus urbanas” los diferentes ritmos musicales sirven de distintivo y expresión de identidad.
Melodía y cerebro medio, los formantes de la voz materna, la melodía del lenguaje, el llamar, o el nombrar (los intervalos de terceras ascendentes y descendentes) determinan situaciones de apego y reconocimiento familiar.
¿Cuál es la diferencia entre lo terapéutico y lo lúdico? ¿Cómo se complementan?
Acá encontramos un punto urticante. Mi mirada, escucha, y forma de interacción tienden a favorecer momentos placenteros, por lo tanto considero que lo lúdico es eminentemente terapéutico, en lo lúdico difícilmente entre el llanto o el malestar, y los niños aprenden jugando. ¿Por qué entonces considerar que lo terapéutico está alejado de lo lúdico?
Quizás debiéramos reformularnos el significado de terapéutico. Sobre lo que considero tenemos una gran responsabilidad al erigirnos como terapeutas.
Si nos remitimos a los significados de terapéutico: es aquello que tiene que ver con un tratamiento que clínicamente dispone actividades o prácticas para una cura. Como musicoterapeuta sé que no voy a curar nada, que sólo intentaré crear un ambiente facilitador para que la persona se sienta mejor y, en el caso de los niños con autismo, un espacio facilitador para momentos de intersubjetividad, flexibilización de pensamiento y aceptación de nuevos o viejos estímulos sensoriales, porque de esa forma, creo, podrá tener una mejor calidad de vida con y en el mundo que lo rodea.
Entonces, defiendo a ultranza que interactuar con y a través de la música es jugar…y si jugar es lúdico y si lo lúdico es placetentero, y si lo lúdico es simbolización…y si lo lúdico es expresión de emociones, y si lo lúdico es representación mental llevada a la acción…y sí, lo lúdico es terapéutico.